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Carta Fundacional

Los Inicios de Nuestra Opción Educativa

Santa María Rosa Molas y Vallvé (Reus, 1815- Tortosa, 1876) se dejó interpelar durante toda su vida por la necesidad de consolación de sus contemporáneos. Desde su mirada atenta al entorno, vivió la vocación religiosa como una llamada urgente a la consolación activa, es decir, a la necesidad de convertirse en mensajera del amor y la misericordia de Dios.

A la luz de ese carisma y de su afán de transformación, fundó en 1857 la Congregación de Hermanas de Nuestra Señora de la Consolación, para dar a conocer a todas las personas que Jesús es el verdadero consuelo, y ayudarlas a crecer a través de la educación promoviendo la igualdad de oportunidades. Junto con la atención a los desfavorecidos, se dedicó por tanto, desde el primer momento, a la tarea educativa de las niñas que en su mayoría estaban excluidas de las aulas.

María Rosa Molas pidió a sus hijas que tendieran las manos hacia el futuro, de ahí que, desde entonces, los colegios de la Consolación se hayan extendido por España, Europa, Asia, África y Latinoamérica.

Al Estilo de

Santa Mª Rosa Molas

Los valores que nuestra Fundadora vivió constituyen el patrimonio de los centros educativos de la Consolación. La propia María Rosa Molas dejó constancia, en sus cartas a las hermanas, del carácter propio de sus centros, el cual constituye la esencia que deseamos preservar y continuar desarrollando. Podemos concretarlos en:

PRESENCIA del Dios que consuela, hecha de respeto, cercanía, bondad y firmeza, confianza y colaboración, trabajo y alegría, esfuerzo y fortaleza.

«Es gran caridad sostener conversación dulce y atenta, y dirigir palabras de consuelo».

«Debemos estar dispuestas a dar pruebas de verdadera caridad y afecto.”

Apertura a la Trascendencia y a la interioridad.

“No debemos tener empeño en habitar espléndidos locales, sino en dar a las almas de nuestras alumnas una sólida formación. Y por ello, solamente Dios es quien nos tiene que recompensar.»

«No desconfiemos del amor de Dios»

Búsqueda de la excelencia académica y el rigor intelectual.

«En lo académico, debemos estar a la altura de la sana ilustración de nuestra época. El colegio jamás privará a las alumnas de conocer los adelantos de última hora en cualquier materia. Todos aquellos que sean objeto de instrucción, formarán parte de su bagaje cultural para que puedan progresar en la vida»

Conexión con el tiempo en que toca educar y vivir.

«Debemos estar informadas para servir mejor a quienes servimos y para evitar los engaños.»

Compromiso por la fraternidad, la equidad, la justicia y la igualdad de oportunidades.

Nuestros Valores Fundamentales

Razón de Ser de la Fundación

 Las Hermanas de la Consolación desean que se siga respondiendo a esta llamada, para continuar educando a la infancia y la juventud desde el Carácter Propio de su Carisma, de la mano de todos los laicos que se sienten parte de esta familia. Como ha sucedido ya en otros momentos de la historia de la Congregación, los cambios sociales obligan a tomar decisiones que impulsen la Consolación hacia el futuro.

Si María Rosa Molas se atrevió a crear centros educativos, si sus sucesoras decidieron extender la obra para llegar a nuevas realidades, si la propia fundadora contó siempre con el apoyo, el consejo y la amistad de los laicos, los retos de hoy no deben preocupar, aunque exijan sus propias respuestas. Hacia ellas se encamina la Familia Consolación con responsabilidad y profunda esperanza, en la certeza de que servirán para asegurar y posibilitar el futuro de la obra educativa de María Rosa Molas.

La Fundación Consolación supone una respuesta, en clave de Misión Compartida, que implica una nueva organización y una nueva forma de gestión de los centros educativos, cuya titularidad asume, para garantizar su continuidad y fidelidad a su razón de ser. Optamos por una Fundación canónica, en comunión con la Iglesia Católica. Se trata, por tanto, de un nuevo marco jurídico que protege y potencia – a través de sus órganos de gobierno, representación, administración, dirección y gestión- el Carácter Propio y Carisma de los colegios Consolación, así como las actuaciones necesarias para alcanzarlos.

Quiere ofrecer también a cuantos intervienen en el proceso educativo los recursos necesarios para la renovación pedagógico pastoral y para la propia formación, con un estilo educativo comprometido e integral. Se muestra así la mutua confianza entre hermanas y laicos, que, en Misión compartida, asumen la acción evangelizadora a través de la vocación educadora, como servicio a la Iglesia y a la sociedad a través de ella.

A partir de ahora, en el marco de esta Fundación, seguirá progresando el carisma educativo de la Consolación tal como María Rosa Molas deseaba: en colaboración intensa entre religiosas y laicos; comprometidos con el entorno, ante el que aportar un verdadero testimonio de fe; y -al garantizar la presencia de los colegios en España- en comunión con el resto de la Consolación en el mundo.